casino royale

El Póquer es parte fundamental de la trama, ya que alrededor de una mesa, diez personas desarrollan una millonaria partda (de 10 millones dólares de entrada), en el Casino Royal de Montenegro, organizado por el 'malo' Le Chiffre (Mads Mikkelsen) que debe recuperar sus pèrdias en bolsa. Elactor tomó clases de póquer y ensayó icansablemente.

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En el libro se jugaba al Chemin de Fer (una variate del Bacarrá), pero para la película se decidió cambiar por el póquer Texas Hold’em, “que requiere’faroleo’ y estrategia, lo que tiene más posibilidades dramáticas en la pantalla. Además, el Chemin ya no es muy popular” , explica el productor Michael G. Wilson, un gran experto en la matería que se describe como “adict” al póquer y que supervisó personalmente las escenas de juego.

Aunque parezcu que las escenas de acción son las más complicadas, el director Martín Campell afirma que el maratón de cartas « es lo más dificil que he rodado nunca.

Mantener la tensión y la continuidad fue una pesasilla”. Lo cierto es que el apasionante juego terminò por cautivar a todo el equipo, “además de ensayar, jugábamos al póquer por diversión. De hecho, a menudo, terminábamos jugando en los pasillos de los estudios entre essena” , afirma Mikkeisen, e incluso una noche en un casino de Praga (donde rodaban) den encontraron al productor Wilson jugando.

Como en las partidas reales, 007 tratará de descubrir el punto más flaco de su adversario principal, y observa un tic involontario. “Tiene una cicatriz en el ojo y la vena empieza a hincharse cuando se la acelera el ritmo cardiaco, así que la presiona con el dedo, con indiferencia, para que ser todo lo sutil que prueda, por supuesto, o no ganará mucca partidas.

Pero Le Chiffre consigue convertir su debilidad en una gran ventaja”, afirma Mikkelsen y es que el malvado tratará de engaňar a Bond.

Tanto se cuidaron los detalles, que los trajes no se podían pasar por alto. Al siempre impoluto smoking de Bond, de Brioni, se unieron los de resto de los jugadores de póquer que debían mostra que el Casino Royal era un palacio de “nuevos ricos”, explica la diseňadora de vestuario Linda Hemming.